El humorista zaragozano retomó este viernes la programación del festival ainsetano, que continúa esta noche con un espectáculo infantil

Aínsa, 11 de Julio.- Las risas traspasaron las mascarillas del público asistente a la tercera jornada del Festival Castillo de Aínsa. El responsable: Diego Peña, un zaragozano que, ya cerca de la década de los cuarenta, hace balance de sus experiencias vitales trasformándolas en chistes con los que cualquiera puede sentirse identificado.

El humorista hizo acto de presencia en el escenario alrededor de las 22:00h con una música circense de fondo y portando un pequeño bote de gel hidroalcohólico con el que roció el pie de micro, el propio micrófono e inclusive a sí mismo para romper el hielo e ironizar a cerca de la situación sanitaria que vivimos actualidad. Posteriormente agradeció la asistencia de las más de 180 personas que allí se reunieron y mostró su satisfacción al volver a subirse a un escenario tras el confinamiento. A los pocos minutos del comienzo advirtió, especialmente para aquellos que acudían a verle por primera vez, que si alguien había venido buscando humor inteligente “hoy no toca, hoy tontadicas una detrás de otra” para no dar margen a la confusión.

Lo cierto es que, humor inteligente o no, Diego Peña se ganó al público con anécdotas de la vida cotidiana, desde los chascarrillos sobre la pandemia, asegurando que la nueva normalidad se parece a cómo fue su adolescencia, hasta sus recuerdos de la infancia en los que “a los niños no se les protegía tanto como ahora y entonces lo común era llevar las rodillas con heridas que bien parecían la “z” del zorro hechas por un zorro epiléptico. El aragonés hizo acopio, para este espectáculo, de sus mejores chistes, mezclándolos con historias recientes, ingredientes maños y canciones de cosecha propia acompañadas únicamente de un ukelele. En total, 75 minutos en los que el público no escondió sus ganas de reír y aplaudió al protagonista en diferentes puntos de la puesta en escena.

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