Cris Zagaleja ofrece un taller de iniciación a la pandereta precedida por su paisana Isabel Benito, que encandiló a pequeños y mayores en el Parque Nabateros

Aínsa, 5 de julio.- En el Festival Castillo de Aínsa no todo son grandes y espectaculares conciertos, como los acogidos en las noches del viernes y del sábado. De hecho, son los encuentros de pequeño formato, en escenarios reducidos donde los artistas hablan de tú a tú al público, los que priman en la programación, especialmente a raíz de la pandemia. Este domingo fueron las vallisoletanas Isabel Benito y Cris Zagaleja las encargadas de amenizar una tarde que encontró en el Parque Nabateros y el Patio del Museo los refugios ideales para combatir el calor.

Con una puesta en escena sencilla y armada de micrófono y algunos cuentos, Benito reunió a las 18h a un nutrido grupo de familias bajo los árboles del parque ainsetano. El exigente público infantil no pudo resistirse a los encantos de la cuentacuentos, que se ganó su confianza invitándoles a merendar a su casa. El truco de tanta aparente generosidad estaba en saber llegar al recóndito lugar, y para lograrlo debían seguir unas indicaciones ofrecidas a modo de historia. Después llegaron “La estreganona” y su olla a rebosar de espaguetis mágicos, así como el intrépido “Martín Testarudo” recorriendo el camino hacia ninguna parte.

Seguidamente, en la villa medieval aguardaba su compañera Cris Zagaleja. De sus virtudes ya fueron testigos los asistentes a la charla del sábado, donde expuso su laborioso trabajo de investigación tratando de recuperar los repertorios de pandereta tradicionales. Sus intensas incursiones han dado frutos: recientemente publicaba el libro “La pandereta en Castillo y León: técnica y repertorio” gracias a una campaña de micromecenazgo.

La publicación servía como punto de partida para el taller de pandereta del domingo por la tarde, al que acudieron una veintena de personas. En total dos horas de diversión y aprendizaje para las que no era necesario haber adquirido conocimientos previos (tampoco el instrumento, aunque tras esta satisfactoria sesión algunos ya buscan dónde conseguirlo) y que evidenció la complejidad de la técnica ancestral, tan vinculada al mundo rural y a las mujeres.

Zagaleja da clases de pandereta a personas de todas las edades en la provincia de Valladolid. También ofrece sesiones online, algo que jamás se le hubiese pasado por la cabeza de no haber irrumpido la crisis sanitaria de 2020. Ahora, entre las vías presencial y virtual, aglutina 12 grupos semanales y tiene incluso un alumno griego con quien comparte la universalidad del lenguaje musical.

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