Potentes, adictivos, de calidad extraordinaria, capaces de dejar al público con la miel en los labios y al mismo tiempo de encandilar, mutear y romper la calma entre sonoros aplausos. Así es Morgan, la banda de rock madrileña que este sábado demostraba que sus tres discos y los diez años de trayectoria son más que suficientes para encabezar el cartel de la ambiciosa XXXII edición del Festival Castillo de Aínsa.
El grupo se encuentra en plena gira presentando su último trabajo, “The river and the stone,” y acompañando nada más y nada menos que a los afamados Fito y Fitipaldis. Con ellos han estado en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia o Gijón, dando muestra del alcance que sus exquisitas producciones merecen disfrutar. Es por ello que la esperada parada en Aínsa, ante un aforo bastante más reducido al que últimamente están acostumbrados, ha sido todo un privilegio y un revulsivo para un festival que pedía a gritos cerrar el capítulo de las pasadas ediciones de pandemia. Hábiles generando un hambre difícilmente saciable, obtuvieron como respuesta un impresionante silencio ante la versión a capella de “Marry You”, o los coros de todo el público acompañándoles en su conocido tema “Sargento de Hierro”.
La actuación puso en valor, por otro lado, la capacidad del foso del Castillo como escenario preferente del longevo encuentro cultural. “Hemos vuelto a comprobar la acústica de altísima calidad con la que cuenta. Además, hablamos de un espacio bonito, acogedor, que permite a los asistentes disfrutar de los artistas prácticamente en primera línea. Esa es precisamente la filosofía que persigue el festival: no masificar, sino ofrecer un punto de singularidad que desde luego hemos vivido estos primeros días de conciertos con muy buenas sensaciones”, explica Pep Gracia, concejal del ayuntamiento e implicado en la organización.
Las noches de conciertos en el foso se plantean como actuaciones dobles con precio único que están gozando de muy buena respuesta. Este sábado era Cuti Vericad, natural de Jaca y poseedor de fieles seguidores también en Sobrarbe, quien con su dilatada trayectoria, así como con los numerosos reconocimientos cosechados (entre ellos el Premio de la Música Aragonesa), merecía subirse a las tablas del Festival Castillo de Aínsa. Lo hacía acompañado de Willy García al bajo, la guitarra y los coros, mientras él se marcaba una puesta en escena de diez cantando, cómo no, pero también tocando el piano y la guitarra con un repertorio emocionante, pausado, para saborear sin prisa. El mejor aperitivo posible para la gran noche que se venía por delante.
Eric Gales estrenó el foso en una de las mejores actuaciones que se recuerdan en Aínsa
Junto a Morgan, cabe destacar que en la presente edición del Festival Castillo de Aínsa Eric Gales, María Arnal y Los Mambo Jambo encabezan una programación a la que aún le quedan veinte días por delante. El turno de Eric Gales llegaba el pasado jueves 7 de julio con un sonido y una calidad arrolladoras en uno de los cuatro únicos conciertos que el guitarrista estadounidense ofrece este verano en España. Madrid, Valencia y Cazorla eran sus otros tres destinos. En Aínsa tanto su acogida como su brillante puesta en escena le han valido un guiño especial por parte de la organización, bautizando a la mascota del Festival, el dragón, con el nombre del artista.
“La actuación de Eric Gales fue sorprendente, casi como un nuevo Eric Gales. Más centrado en el groove que en el virtuosismo guitarrero, que por supuesto también lo hubo”, recalca Joaquín Pardinilla, director del Festival, destacando a la vez la “banda galáctica” de la que venía acompañado.
En otro estilo completamente distinto se crecieron también Los Hermanos Cubero. Su concierto del viernes, una oda al folk y a la música tradicional castellana teñidas de evidentes influencias americanas, alcanzó el punto álgido con la participación de Abril Ruiz Cubero, la hija de uno de ellos, que con tan solo 11 años mostró sus más que notables habilidades tocando el violonchelo. La canción elegida para tal fin fue “Qué haré el resto de mi vida”, del disco “Quique dibuja la tristeza”, el autorretrato íntimo de Enrique Cubero publicado en 2018.
La acogida de bandas y formaciones de todo tipo provenientes de diferentes puntos de España y del mundo combinan a la perfección con propuestas más locales, cuidando la difusión de la música aragonesa en sus múltiples vertientes. Así pues, el dúo blusero Hot Hands y el ambiente festivo inoculado por los clarinetes y el acordeón de los Trivium Klezmer, completaron las jornadas del 7 y el 8 de julio poniendo de relieve la cuna de artistas de la que puede presumir nuestra región.
Finalmente este domingo en Abizanda se ha invitado al público asistente a realizar una visita guiada al Museo de la Casa de los Títeres, espacio gestionado por los Titiriteros de Binéfar, y a ver al músico Jesús Parra, natural de Segovia. Como instrumentista toca guitarras, bajo, mandola, mandolina, cistro, bouzouky, percusiones tradicionales, gaita charra, acordeón, saz turco, laúd árabe y banjo, y se desenvuelve en una docena de estilos musicales. Todo un regalo para oídos exigentes.
El Festival Castillo de Aínsa retomará su programación haciendo un paréntesis teatral entre el jueves 14 de julio y el domingo 17. Circo Jotero, Gabriel Calvo, El Mono Habitado y Patri Coronas toman el relevo dirigiéndose a todos los públicos con entradas que serán libres hasta completar aforo.